Mediterráneo de estación seca prolongada
Pues así, todos comenzando septiembre asociamos el mes a dos eventos importantes: un corte de carne a la parrilla y varios pequeños pétalos en tonos pasteles que de manera incipiente comienzan a surgir de los árboles. Y obviamente el hábitat da el aviso de que es tiempo de florecer, y de que todos los cambios deben abrir paso en el desfile de colores vivos.
Y así como cuando una persona bosteza en un lugar pequeño, todos comienzan a hacerlo; se repite este efecto domino y basta con que poca parte de la masa se siente dulce y a punto al interior del horno para ya indicar a la cocinera que es hora de ser sacado. Así que ahora todo el mundo quiere caminar por la calle con la mirada en tonalidad pastel y hasta cometer el cliché acto de detenerse en un área verde, cerrar los ojos, inspirar y expirar con un cara de satisfacción digna de un orgasmo o de la cara que se pone cuando tenemos enfrente nuestra torta de cumpleaños y hay personas cantándonos alrededor.
Pues bien, yo simplemente tomó mi equipaje de la huincha transportadora y en vez de salir del aeropuerto y buscar mi hogar de Primavera; prefiero embarcarme en el avión más rápido de vuelta a Invierno, pues me acabo de recetar hibernación debido a una alergia hipocondríaca a esta nueva región, con este nuevo clima.
Y pensándolo bien, no será tan malo volver a Invierno, quedaron cosas por hacer y mucho por ordenar, ya que me apuré y desordené todo mientras empacaba para mudarme a la nueva estación. Aparte, tengo que volver el otro año, así que quiero decorar más esta casa, para quizás no pasar tanto frío como este año y como, decido, volveré a pasar por un tiempo más hasta arreglar la calefacción por completo.



