My Own Eden

Mientras camino en la senda que me ha sido impuesta, siento unas ganas gigantes de dejarle alguna marca que me indique que puede llegar a ser propia...aunque muchas veces piense que se trata de un simple arriendo. Vías que aparecen y desaparecen, en una ruta que sé no es la más fácil, y yo tampoco la hago la más ligera...simplemente...mi vida.

domingo, junio 25, 2006

Dion...I need U...

(continua de Cher Horowitz)

En mis oraciones a Versace pedí muchas cosas que necesito: como un nuevo sweater con cuello de calamar asiático y de color palo turmalina, y también por la necesidad con urgencia que necesito a Dion.

De verdad, Dion…donde quieras que estés…por favor aparece pronto. No me importa si tu trasero volvió a aumentar y temes ser la doble oficial de Queen Latifah, si Bradley te dejo por una suscriptora de Sassy o si crees que ya no volverás a ver películas estúpidas con alguien…

Dion, por favor, ¡aparece! No sabes cuánto necesito a alguien que quiera comer crutones horneados hasta reventar, o simplemente pasar varias tardes mirando las costuras que Fendi pone en sus artículos u oliendo un 212 hasta encontrarlo similar a un Chic…preparar cada fin de semana para coronar una semana de existencia y simplemente pasar por encima de todos, y no pisándolos, sino porque andamos en nuestra nube personal que nos impide caminar como un simple mortal…

Sé que hago poco para encontrarte. Pero de momento mis circunstancias me impiden buscarte realmente, de momento lo único que puedo hacer es comenzar a hacer público que te necesito y que si apareces…prometo que no volveré a tomar una Coca-Cola clásica, que no volveré a faltar a mis clases de Tai Chi y que no tomaré los cursos de macramé con arcilla biodegradable…

Aparte, si tú no estás, ya no tiene sentido molestar ni tolerar a Amber por más de 24 horas seguidas. Dion, piénsalo…si apareces…tenemos más por ganar que por perder...aunque tengamos nuestras etapas de curruñis y de estancamiento de vanguardias…aparte, sé que sólo alguien como tú entenderá verdaderamente lo que dice Hilary cuanto canta (8) Let’s People Talkin’…Talk About Me (8)…

Bueno, mientras…intentaré seguir disfrutando sin tu presencia (que cada vez se hace más necesaria), y esperaré con confianza el día que te encuentre, me encuentres o nos encontremos…tal vez, en la tienda de crutones horneados o en el pasillo de productos diet de algún market…aunque…tal vez, Dion, seas más que una persona…tal vez tú no me necesites o tal vez yo necesito dejar de necesitar tanto…para que así la maldita de la Serneholt deje de mofarse de mí con su (8) I Need a...(8)...

miércoles, junio 21, 2006

Cher Horowitz


Lo sé, es muy gracioso…pero creo que muchos piensan que vivo en un mundo tan color de rosa que Paris Hilton es mi vecina, compro ensaladas para comer los domingos y tengo un pequeño perro de nombre protocolar -como algún estado americano, me encanta el nombre Orleáns- al que le cuento sobre mis dramas por no poder elegir entre el sweater calipso o la camisa color musgo…

La verdad…no puedo evitar reírme por imaginar que la gente piensa: “pobre mortal, tiene 4 neuronas: una para moverse, otra para bailar, otra para decir cosas trivialmente estúpidas y otra para alisarse el pelo”. Pero, no creo que estén muy equivocados, pues creo que esa imagen proyecto…tal vez de manera muy inconsciente o muy sutil, pero sé que lo hago porque no puedo negar que es muy entretenido que la gente te trate, te mire y te vea de un modo lastimero (algo así como: “pobre tipo”).

Sí, debo aceptarlo…tal vez vivo en un mundo donde Paris Milton es mi vecina, Lindsay me ayuda a comprar las ensaladas y Hilary Duff alegra mis mañanas con sus bellas y profundas canciones. No me pierdo el SQP porque no puedo vivir sin mi dosis de pelambres matutina, luego veo las noticias en el mismo canal para ver como Macarena Pizarro mezcla la tragedia con la risa y su subjetividad. Luego, comer viendo una “telenovela” venezolana para recordar que María Patricia Josefa no puede caminar porque la malvada de Ursula Cristina Valeria la atropelló, ya que ella también ama a Mariano Gastón Ulises.

En las mañanas me es un tormento evitar vomitar por el olor a mal gusto, no puedo creer que la gente se vista tan mal: que mezcle un jeans desgastado con mocasines y una chaqueta ocre con cuello blanco de liquidación en alguna tienda de descuentos. Gracias a Dios siempre llevó conmigo pañuelos desechables para limpiar el asiento, por qué nadie sabe quién estuvo allí antes, ni en qué condiciones gástricas se encontraba.

Adoro los espejos, sobretodo porque adoro como se ve mi pelo agitado y naturalmente ondulado/alisado frente a ellos, como destellan mis botones azules que llevo por ojos y que combina con mi postura: él resto es ridículo, no yo.

Lamentablemente hay algo que no me cuadra, y eso es raro porque la ecuación entre Viutton y Chanel siempre es la misma, entonces yo no entiendo por qué cuándo necesito a la gente para que sea amigable, comprensiva y muy cute…siento como que le hablara a las paredes, y recibo un “sí, claro, obvio, demás, no te preocupes, etc.”…

Será que ser una persona mimada, caprichosa y con líos existenciales es un delito, algo así como combinar el celeste con el amarillo y una chaqueta oscura encima; pero, si yo soy un ser tan cute y super con todo el mundo ¿por qué ellos no conmigo?

En fin…creo que se me pasó la hora de orar por Versace…iré a hacer algo para enmendar eso…

(continuará)…

viernes, junio 16, 2006

TODA REALIDAD, Parte 1: "Objetivamente coherente"

Como abogado me habían tocado muchos misterios, sobretodo por lo extenso de mi carrera, pero este en particular que ha llegado a mi oficina, sonaba distinto a todos; sobretodo por la magnitud y por los afectados. Recuerdo muy bien ese día…

Mi cliente llegó con una apariencia bastante llamativa, sé notaba que venía feliz. Me cuenta que viene llegando de unas vacaciones bastante prolongadas, y sobretodo, las primeras lejos de sus padres. Lo contaba todo como una gran hazaña, y grandes momentos; se percibía que había sido un gran período; pero mi olfato me develo que algo no andaba bien, pues parecía un discurso muy estructurado para ser espontáneo.

A medida que seguía hablando de las maravillas de vacaciones que había pasado, noté que empezó a caer con el ritmo del relato y que su tono de voz cada vez se ponía menos alborotado. Siquiera hizo falta que preguntara y él mismo comenzó a desmentir toda su vivencia: habían sido unos días pésimos, sobretodos los últimos; de paso con señalar que su apariencia “feliz” era por estar de regreso en su hábitat, y también, por haber escapado de aquello.

Como de costumbre, comencé con un interrogatorio de rutina para juntar más información y lograr comprender todo a cabalidad…porque algo me indicaba que este caso no era de simple resolución y menos de fácil defensa.

Acabada la recopilación de ese momento, ya me sentía capaz de iniciar mi labor pues contaba con una visión bastante amplia de lo que había ocurrido aunque todo se debía a la sinceridad de mi cliente, pues parecía escupir todos los hechos, algo así como un desahogo –muy común en mis clientes, aún no logró entender la confianza que se produzco para que todos terminen como una verborrea de palabras- el rol de “salvador” que cumplo…creo que podría ser la respuesta.

Me decidí y le comencé a explicar los delitos que se habían cometido, los cargos que se podía presentar ante para el juicio y las sentencias que cerrarían esto.

Apenas comencé a hablar, la cara del joven se rompió. Creo que nunca había tenido en mi oficina a alguien tan afectado como esta persona. Mientras le explicaba los márgenes legales en los que estaba erróneo, el joven sólo atinaba a preguntar si realmente era tan grave, en un evidente estado de devastación pues percibía que contenía el llanto. Seguí adelante con mi explicación, a pesar que sabía que el joven no se encontraba en condiciones.

Cuando acabé con todas las implicancias y teorías que habría en el proceso y juicio, sólo me quedó a intentar sacar algún comentario de mi cliente, ya que él permanecía pasmado en aquella silla. De repente, sacó una voz entera y muy segura, y comenzó a hablar con una fluidez, como si lo que hubiera dicho siquiera lo afectó; fue entonces cuando recordé cómo había entrado por la puerta de mi oficina: un ser ocultaba una feroz tormenta con un bello atardecer. Él estaba dispuesto a seguir adelante, a entablar la demanda, a llegar al careo y al juicio correspondiente…incluso me señalo que accedería gustoso a las decisiones que tomará el juez, porque sentía que ya estaba haciendo algo “objetivamente coherente”, como literalmente lo denominó.

Así que acordamos ir a la mañana siguiente a entablar la demanda al juzgado.

(continuará)…