Qué simple sería todo con esa frase…
Si pudiéramos pensar que vamos hacia otra vida, una después de la muerte, y en dónde podremos verdaderamente desarrollarnos sin encontrar tapujos ni retenciones. Más que el mito católico de cómo nos encontramos situados frente al mundo, me da pensar ¿Puedo liberarme en esta vida?
Me pongo en el caso hipotético que creo en la existencia de otra vida mejor y plena, donde ocurrirán sólo eventos que yo quiero o me benefician, donde el esfuerzo no existe, y sobretodo, donde no tengo que rendirle cuentas a nadie:
*.- Comería hasta que el inminente colapso de calorías me detuviera; y mi mente dijera: “realmente basta”.
*.- Dejaría de levantarme todas las mañanas porque tengo una rutina que cumplir, para poder enredarme en las sábanas hasta que el ocio me bote de ella; y mi mente dijera: “cambiemos de actividad”.
*.- Iría a ver a todas aquellas personas que alguna vez me molestaron o estorbaron, tocaría su puerta, diría una gran lista de sus errores y defectos; hasta que mi mente dijera: “déjalos tranquilos”.
*.- Compraría todos los peluches que tuvieran la reseña “te amo, I love U, amor, etc.” Para demostrarme todo lo que me amo; hasta que mi mente dijera: “no es sano”.
*.- Bebería licores dulces hasta no poder caminar correctamente, hablar sin siquiera pensar y balbucear; hasta que mi mente dijera: “te ves patético”.
*.- Querría tanto, que pensaría que todo el mundo lo recibe y lo agradece, y lo devuelve; hasta que mi mente dijera: “descansa”.
Entonces, es ahora cuando vuelvo a la realidad y descubro, una vez más, que: “si logramos ‘cambiar de actividad’, ‘dejamos tranquilos’ a los miedos y obsesiones ‘insanas’ olvidando lo ‘patéticos’ que llegamos a ser cuando estos logran tener demasiado control”.
Pero fue simplemente eso…un pensamiento…vuelve a la realidad en donde te encuentras, y me vuelvo a dar cuenta que ésta es la oportunidad para cambiar las cosas.